El futuro del diésel, menos negro de lo que parece
Se les auguraba un futuro poco prometedor. Parecía que los coches diésel ya no tenían cabida en el tráfico moderno debido a sus emisiones de partículas NOx, consideradas altamente nocivas para el medioambiente. De hecho, el nuevo Gobierno planteaba al inicio del año una tasa a este tipo de combustible que encarecería la conducción de vehículos con este tipo de motor y, al parecer, sigue sobre la mesa esta subida de precio.
Pero el discurso ha dado un giro de 180 grados. Según expertos y asociaciones, la mejor decisión que se puede tomar a lo largo de este año es invertir en un coche diésel (siempre como segunda opción, eso sí, ante los coches eléctricos). Es cierto que siguen siendo contaminantes, pero el impuesto europeo a las emisiones de CO2 favorece la venta de los modelos diésel.
Según Faconauto, España cerró el 2019 con una media de 112 gramos de CO2 por kilómetro, mientras que desde Bruselas el límite se ha establecido en 95 . La única manera de frenar las emisiones (y evitar las sanciones correspondientes) es incentivar la venta de eléctricos y nuevos diésel, ya que las últimas versiones de estos motores incorporan filtros que reducen notablemente la emisión de partículas.
Sin embargo, la realidad española es totalmente la contraria: los coches de gasolina siguen aumentando sus porcentajes de ventas mientras que caen los diésel. Además, la moda de los SUV o todocaminos es altamente contaminante, debido a la falta de eficiencia aerodinámica y al gasto en combustible de estos modelos.
Hay que tener en cuenta que los últimos coches diésel que han salido al mercado no tienen nada que ver, en cuanto a emisión de partículas, con los viejos modelos que eran mucho más contaminantes. En la actualidad y gracias a sistemas como los filtros de aire, los catalizadores y la temperatura de la combustión, se ha conseguido reducir las cantidades de NOx emitidas en motores con este carburante. Aunque no debemos engañarnos: siguen siendo contaminantes.