Los tres elementos clave de las maniobras son la previsión, los retrovisores y los intermitentes
De entre todos los factores que pueden influir en la conducción y en las probabilidades de sufrir un accidente de tráfico, el propio conductor y su toma de decisiones al volante son determinantes para asegurar un viaje tranquilo y sin percances.
Las incorporaciones o las salidas de vías principales y rotondas son algunas de las maniobras que más atención requieren al realizarse, ya que hay que tener en cuenta la cantidad de tráfico que hay alrededor de nuestro coche, su velocidad y posición, y si disponemos de hueco suficiente para movernos. Además, en caso de iniciar algún tipo de movimiento con nuestro vehículo, deberemos recordar señalizarlo y ser decididos en la ejecución.
La DGT se preocupa por la seguridad vial de todos y recomienda mucha anticipación en este tipo de maniobras así como evitar cruzar repentinamente por delante del coche que vaya en el carril al que nos queremos incorporar.
Seguir la técnica Retrovisor-Señal-Maniobra (primero mirar por los espejos, luego señalizar con los intermitentes y entonces iniciar el cambio de carril) es una buena forma de conducir con seguridad.
Al cambiar al carril de aceleración para entrar en una autovía o autopista hay que recordar que el resto de vehículos que transitan por ella tienen la prioridad. Hay que señalizar nuestra incorporación, ir cogiendo velocidad en marchas cortas e incorporarse definitivamente cuando no haya peligro. Si nuestro vehículo circula por la vía principal, será conveniente facilitar la incorporación cambiándose de carril si es posible.
Lo más importante es mantenerse en el carril derecho y coger el carril de desaceleración para la salida desde el inicio. Hay que evitar adelantamientos justo antes de la salida, ya que podemos calcular mal las distancias y provocar un accidente al cruzar al coche que adelantamos. Hay que señalizar con antelación el movimiento e iniciar a frenar una vez que nos incorporemos en el carril de salida, no antes.