El camino a la reducción de emisiones va de la mano del hidrógeno verde
Poco a poco se va avanzando hacia la descarbonización no únicamente del parque automovilístico español, de la mano de ayudas a la compra de coches eléctricos, sino también de la industria y la producción de combustibles. Y es que es tan necesario comprar coches no contaminantes como lo es crear alternativas de combustibles sostenibles reales.
Es por eso que Repsol ha presentado sus dos grandes proyectos que trabajan en esta línea y ayudarán a reducir las emisiones de CO2 en la transición energética que está viviendo nuestro país. Esta empresa está decidida a ser una compañía de cero emisiones netas en el año 2050.
El primero de estos proyectos, en el que se van a invertir de manera inicial 60 millones de euros, es la construcción de una planta de producción de combustibles sintéticos con cero emisiones a partir del llamado hidrógeno verde. Esta fábrica aspira a ser una de las más grandes del mundo.
El segundo proyecto consiste en generar gas a partir de residuos urbanos en una planta que liderará Petronor, socio de Repsol en ambas iniciativas. La inversión será de 20 millones de euros en la primera etapa y se edificará en el puerto de Bilbao. El gas producto de estos deshechos sustituirá parte del consumo de combustibles tradicionales que la refinería vasca utiliza en su proceso productivo.
El hidrógeno ya se utiliza en la automoción y está considerada uno de las energías del futuro, ya que su combustión no resulta contaminante. El mayor problema que presenta su uso es que no se encuentra de manera libre y solo puede obtenerse como resto de procesos químicos o bioquímicos.
Es por esto que hay varios tipos de hidrógeno, según su modo de producción. El conocido como hidrógeno verde se obtiene a través de la electrólisis del agua, a partir de la electricidad de fuentes renovables. La ventaja de este proceso es que no emite CO2. Hay tres características concretas de este tipo de hidrógeno que definen su potencial como fuente de energía: