¿Cómo funcionan los radares de tramo? Hay 80 en total en nuestras carreteras
Para este atípico verano y su correspondiente Operación Salida, vigilada de cerca por la Dirección General de Tráfico, hay habilitados un total de 1.324 radares para controlar la velocidad en las carreteras españolas.
De este total, 80 son de tramo. Pero, ¿qué significa esto? Lo primero es que son más difíciles de esquivar, ya que no basta con levantar el pie del acelerador o frenar cuando nos acercamos a un radar fijo.
Este tipo de dispositivos funciona mediante un sistema de reconocimiento de caracteres que ayuda a localizar las matrículas y los vehículos que han circulado durante un tramo de la autovía o carretera a una velocidad mayor que la señalada.
El sistema necesita dos filas de dispositivos gemelas que se encargan de detectar la hora a la que cada vehículo cruza un punto fijo determinado y calcular si ha habido infracción.
En un primer poste se coloca una cámara por carril, con tecnología de infrarrojos, que marca la hora exacta a la que ha pasado el coche. Varios kilómetros adelante, en un segundo poste, la segunda fila de cámaras registra cuánto tiempo ha tardado en recorrer esa distancia.
Así, con esos datos, se puede calcular la velocidad media a la que dicho vehículo ha estado circulando. Por tanto, es posible haber sobrepasado en algunos momentos puntuales la velocidad máxima y no ser multado, siempre y cuando la media total se mantenga dentro de los límites.
La tecnología de estos radares llega hasta sus relojes, que se sincronizan cada segundo mediante GPS para que no haya ningún tipo de descoordinación entre los equipos y no haya fallos en las detecciones y las posteriores multas.
Además de para controlar la velocidad, las funciones de estos radares de tramo son: informar de los tiempos de recorrido, de la velocidad media en las carreteras para posteriores estadísticas, conocer las características de la circulación y del tráfico y controlar a los vehículos de mercancías peligrosas.