Probamos el nuevo Volkswagen Golf GTI en circuito: ¿el compacto deportivo más equilibrado del mercado?
Es uno de los iconos de la industria del automóvil, un coche que durante sus casi 45 años de existencia (con 2,5 millones de unidades vendidas) ha puesto en valor una denominación tan mágica y admirada como la de GTI, unas siglas sin parangón en el mercado que en esta nueva generación, la octava para más señas, sigue explotando este concepto y lo hace con renovados argumentos en cualesquiera sea el apartado a tratar.
La receta GTI vuelve a ser tan sabrosa como siempre: diseño particular sin estridencias, excelente puesta a punto dinámica, potencia, acabados de referencia y mucha carga tecnológica que es lo que toca para un modelo de reciente factura. Cinco poderosas claves que van a seguir encandilando a ese usuario que busca la excelencia en una carrocería de este tamaño.
Equipado con el siempre equilibrado motor 2.0 TSI, que ahora ofrece una potencia de 245 CV, el Golf GTI VIII sigue confiando la tracción a las ruedas delanteras y, como antes, se puede combinar con el eficaz cambio automático DSG de doble embrague y levas en el volante para acentuar su status.
Como comentábamos al principio, uno de los capítulos en los que más se ha trabajado tiene que ver con la incorporación de las últimas tecnologías especialmente en el apartado dinámico. Se trata de buscar el equilibrio óptimo entre confort y prestaciones permitiendo a su conductor elegir su propia dinámica de marcha con solo pulsar un botón si optamos por incluir la suspensión adaptativa con hasta quince puntos de reglaje. De igual modo, el diferencial delantero electrónico colabora a minimizar el subviraje típico de los modelos que confían toda la potencia a las ruedas delanteras.
En marcha, y sobre un escenario tan exigente como es un circuito (el madrileño del Jarama en esta ocasión) enseguida empatizamos con sus reacciones. Tras la protocolaria vuelta de “instalación”, para acomodarnos y ajustar a nuestro gusto todos los reglajes disponibles, lo primero que nos llama la atención es su facilidad de conducción.
No hay que vaciarse para conseguir unos trazadas limpias, casi de libro, y exprimir a fondo un motor que es muy elástico y al que no le falta el temperamento deseado en la parte alta del cuentavueltas. La dirección, por su parte, es muy precisa y atiende rápidamente a nuestras órdenes para que todo transcurra sin sobresaltos. La amortiguación igualmente hace su trabajo con muy buena nota y las reacciones del conjunto se corresponden a lo que es, un deportivo con raza y ganas de convencer.
En cuanto al resto, el nuevo Golf GTI luce una imagen muy deportiva que se ha conseguido a través de la utilización de diferentes accesorios. Visto por delante sobresale la parrilla en forma de panal de abeja así como las modernas ópticas del tipo LED.
Lateralmente llaman la atención las llantas de aleación “Richmond” de 17 pulgadas (con la posibilidad de incluir otras dos tallas más bien de 18 o bien de 19 pulgadas) mientras que por detrás el generoso alerón o la salida doble de escape distinguen a la nueva edición de este icono de otras versiones de la gama equipadas con motores más pequeños.
Si pasamos al interior, el volante deportivo conserva los tres radios plateados y el logotipo GTI también aparece en los asientos tan deportivos que monta del tipo “bacquet” y tapizados con los cuadros originales.
Como era de esperar, el tablero de instrumentos es del tipo “Digital Cockpit“ y el sistema de infoentretenimiento (algo exigente en su manejo) utiliza en origen una pantalla de 8,25 pulgadas que se puede sustituir por otra de 10 pulgadas.
Por último, destacar que en unas pocas semanas este modelo también estará disponible con una caja de cambios manual, se maneja un precio en el entorno de los 40.000 euros, y la guinda del pastel la pondrá antes de final de año la versión ClubSport con 300 CV y características aún más extremas.