El Volkswagen Golf GTI y el triunfo de la deportividad razonable
En verano del año pasado ya pudimos comprobar las bondades del Golf de nueva generación, un compacto que tiene un alto nivel en todos los apartados y que ahora es más tecnológico que nunca.
Teníamos ganas, por tanto, de probar el GTI, que desde que se lanzó con la primera generación en 1976 revolucionó el segmento, aportando una contenida dosis deportividad a la utilidad de este popular compacto.
Como los tiempos han cambiado, el GTI ya no es esta la versión más potente de la gama Golf, pues por encima está el Clubsport de 300 caballos y el «R» de 320 CV con tracción total, ambos recientemente puestos a la venta.
El Golf GTI “a secas” se diferencia exteriormente de las versiones no deportivas por unos detalles modestos pero bien visibles, como el paragolpes delantero con tomas de aire más grandes, faros LED matriciales, detalles y logotipos en rojo, llantas a partir de 17 pulgadas con diseño específico y la doble salida de escape redonda en color aluminio de la zaga.
Por dentro el “minimalismo” y la digitalización son, como en los modelos convencionales, la nueva seña de identidad, pero en este caso con volante y asientos deportivos, de nuevo logotipos en rojo y la tapicería de cuadros que imita a la del GTI original de los años 70 del siglo pasado. El tamaño y las capacidades de este Golf tampoco varía, con buen espacio para sus ocupantes y un maletero de 380 litros que da bastante juego.
Nada más abrir la puerta se dibujan las siglas “GTI” en la pantalla del cuadro digital, para que tengamos claro ante qué modelo estamos. Del puesto de conducción destaca la buena postura que se consigue, un fijo en los Golf, apoyado por un asiento envolvente y muy confortable.
A nuestra derecha, en el centro, está el botón de puesta en marcha, el pequeño mando que gestiona el cambio, ya que la versión probada cuenta con la transmisión DSG de 7 velocidades, y un hueco donde alojar el teléfono móvil, con una superficie que carga por inducción si el dispositivo es compatible y una útil tapa para que no se mueva ni se vea desde el exterior.
La pantalla del sistema de infoentretenimiento es de 10 pulgadas y el funcionamiento se aprende con rapidez, aunque hay un buen número de posibilidades. El volumen, el manejo de la climatización, las luces y los mandos del volante tienen botones “táctiles” en lugar de pulsadores, y a falta de un uso más continuado nos han parecido algo imprecisos.
El sonido del motor, un afinadísimo cuatro cilindros turbo (TSI) de 2 litros y 245 caballos de potencia, no es nada estruendoso en parado, pero en cuanto nos movemos ya se adivina que ofrecerá una buena “sintonía” deportiva, lo cual se cumple pero sin grandes estridencias.
El Volkswagen Golf GTI tiene cuatro modos de conducción disponibles: “Eco”, “Comfort”, “Sport” e “Individual”. Según el uso, estos ajustan dirección, respuesta del motor, cambio y suspensión a los parámetros programados en cada caso.
Para mejorar la dinámica, la suspensión es más rígida y está rebajada en 15 mm respecto al Golf convencional, pero además puede complementarse con una muy recomendable suspensión adaptativa, que tiene 900 euros de sobreprecio y puede configurarse al gusto (hasta en 15 posiciones) eligiendo el modo “Individual”. Este elemento, junto con el sistema que gestiona el bloqueo del diferencial, hace que el comportamiento del coche sea extremadamente preciso incluso en giros pronunciados, también por el trabajo de los ingenieros a la hora de reducir el efecto del subviraje (el que se produce cuando el coche se va “de morro” en las curvas).
Por supuesto, con 245 caballos disponibles bajo el pie, la fuerza se hace patente desde bajas vueltas, y su progresividad hace que la potencia sea muy controlable. También brilla en las recuperaciones. En el modo «Sport» o «Individual», la sensación de deportividad es muy perceptible, con un cambio que actúa con suma rapidez. Si queremos tomar el control manualmente, tenemos a nuestra disposición la levas en el volante para manejar la transmisión automática DSG de 7 velocidades.
Las prestaciones son del todo contundentes, con poco más de 6 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado y una velocidad punta que solo se puede lograr, si acaso, en circuito: 250 km/h. Pero como no todo es acelerar, el GTI dispone también de un potente equipo de frenos que resulta muy efectivo.
Uno de los rasgos más destacados del GTI, que al menos a nosotros nos ha sorprendido gratamente, es su consumo. Con una media homologada de 7,4 litros a los 100 km, nosotros pudimos mantener un consumo mantenido de 6,7 litros a ritmos tranquilos y con el modo “Eco”, que entre otras cosas “desconecta” el motor cuando se levanta el pie del acelerador para que no gaste. Después, aún con una conducción más vigorosa, los niveles de consumo se quedaron por debajo de los 8 litros a los 100 km, una cifra desde luego muy interesante.
Pero no todo es color de rosa con el Golf GTI, puesto que adquirirlo cuesta 44.650 euros. Desde luego que lo vale, por todo lo que ofrece tanto en dinámica como equipamiento, pero no deja de ser una cuantía elevada para un compacto y hay competidores en ese segmento y rango de prestaciones, como el Ford Focus ST o el Renault Mégane RS (280 y 300 CV, respectivamente), que son más asequibles. Eso sí, no tienen el mismo grado de refinamiento que el GTI.
Motor: gasolina.
Potencia (kW/CV): 180/245.
Cambio: automático, 7 vel.
Largo (mm): 4.285.
Ancho (mm): 1.789.
Alto (mm): 1.478.
Maletero (litros): 380.
Velocidad máxima (km/h): 250.
De 0 a 100 km/h (seg.): 6,2.
Consumo medio (l/100 km): 7,4.
Emisiones CO2 (gr/km): 168.
Precio (euros): 44.650.