Con el Citroën ë-C4 no hay por qué temer al coche eléctrico, ¡únete!
Cuando un modelo de tanto éxito como el C4 se renueva, es lógico que se creen muchas expectativas, y más si está en un segmento tan competido como es el de los compactos. El actual, la tercera generación, inició su andadura comercial allá por septiembre del año pasado, y con su nuevo diseño y tecnología ha tenido una gran aceptación, como no podía ser de otra forma.
Y es que su imagen es imponente. Primero por su figura, por esa carrocería de cinco puertas de estilo coupé, y segundo por el toque elevado tipo SUV que ya es una tendencia de diseño para muchas marcas.
Como se puede apreciar en las imágenes, el resultado visual del nuevo C4 es magnífico desde todo punto de vista. En ello influyen las ingeniosas soluciones para los grupos ópticos delanteros y traseros que Citroën ha conseguido gracias a las luces LED. Además, también se puede personalizar el exterior con llantas de 18 pulgadas y con los marcos de los faros antiniebla y de los protectores laterales, que en el caso de la unidad de pruebas son color gris.
Para nuestro primer contacto en profundidad con el C4 hemos elegido la versión eléctrica, que es a todos los efectos la más novedosa. Del resto de la gama se diferencia únicamente por el logotipo “ë” en azul y por la ausencia de las salidas de escape.
Por dentro, el ë-C4 con el acabado más alto, Shine, tiene un diseño limpio y funcional, con buena calidad a la vista y al tacto. El cuadro de mandos es digital, y la pantalla central del sistema multimedia es de 10 pulgadas. Está en posición elevada, lo que facilita su consulta y manejo, y debajo solo hay unos mandos “físicos” para gestionar el climatizador. A la derecha en el salpicadero hay dos guanteras, una horizontal y pequeña para llevar papeles y debajo otra más grande y tradicional.
El habitáculo es amplio y, a pesar del diseño en caída del techo, no falta espacio en altura en las plazas traseras, al menos para personas de talla media. El maletero, que tiene un compartimento bajo el piso para guardar los cables de carga, ofrece 380 litros de capacidad.
Del puesto de conducción destaca el volante “recortado” por la parte superior e inferior, muy bonito y de buen tacto, y a la derecha el selector de los modos de conducción y el pequeño gestor de la transmisión automática.
Aunque ya nos vamos acostumbrando, el silencio y la sensación que proporciona un coche eléctrico al conducir sigue llamando mucho la atención por lo suave y agradable que es. Lo hace en ciudad, donde por cierto el C4 maniobra muy bien y se desenvuelve con agilidad, y también en carretera, donde la suspensión y los comodísimos asientos realmente dan la impresión de que “flotas” sobre el asfalto, sin que ello reste eficacia en las zonas más reviradas, por supuesto. El único “pero” lo encontramos en la visibilidad trasera, que es un poco limitada por el diseño del coche.
En la conducción y autonomía incide, y de qué manera, los tres modos disponibles en este coche: “Eco”, “Normal” y “Sport”. Citroën ha homologado para este modelo 350 km de autonomía, y se pueden superar holgadamente en ciudad con el modo “Eco” y la posición “B” (Brake) para la máxima capacidad de recarga en movimiento. Con esa selección, eso sí, todo se hace más lento y limitado, y hay que tenerlo en cuenta. En el modo “Normal” y “Sport” si disponemos del gran empuje habitual en los eléctricos, pues no hay que olvidar que tenemos a nuestra disposición 100 kW (el equivalente a 136 CV). Si se abusa del modo “Sport”, la autonomía puede caer drásticamente, así que lo más recomendable, a nuestro juicio, es rodar con el modo “Normal” y la posición “B” para no desperdiciar la energía.
Durante nuestra prueba el gasto medio fue de 15,6 kWh a los 100 km, una cifra razonable para el tamaño y peso del conjunto. El tiempo de recarga en un enchufe doméstico es de unas 15 horas para conseguir esos 350 km de autonomía, pero con un Wallbox de 7,4 kW el tiempo se reduce a la mitad.
Nosotros realizamos una carga en un punto público de 50 kW de potencia, y en solo media hora obtuvimos 150 kilómetros de autonomía por un precio de 6,3 euros. Se paga en este caso la rapidez, porque en casa, y con contratos en los que se aprovechen las horas valle, la cuantía baja sensiblemente. Esto lo decimos porque sí, el precio de los coches eléctricos es elevado, pero si calculamos después los costes de uso (aquí cada cual tiene que echar sus propias cuentas), a la larga se rentabiliza de sobra.
Con todo, el Citroën ë-C4 nos ha parecido un coche bastante equilibrado en todos los sentidos. Con este acabado Shine, el más completo, cuesta 36.270 euros, pero este mes de marzo se puede conseguir un descuento de 2.700 euros si se adquiere vía web. Si además se concreta la reactivación de las ayudas gubernamentales, la cifra puede bajar otros 4.500 euros, lo que ya lo coloca en un precio altamente competitivo.
Además, por esa cuantía el equipamiento de serie es muy elevado, pues entre otras cosas cuenta con faros Full LED, llantas de 18 pulgadas, sistema multimedia con pantalla de 10”, volante calefactable, climatizador bizona, Head-Up Display, arranque manos libres y ayudas a la conducción como el control de velocidad adaptativo, reconocimiento de señales de tráfico, sistema de vigilancia de ángulo muerto y faros con cambio inteligente de iluminación.
Motor: eléctrico.
Potencia (kW/CV): 100/136.
Cambio: automático.
Largo (mm): 4.360.
Ancho (mm): 1.800.
Alto (mm): 1.525.
Maletero (litros): 380.
Velocidad máxima (km/h): 150.
De 0 a 100 km/h (seg.): 9,7.
Autonomía (km): 350.
Emisiones CO2 (gr/km): 0.
Precio (euros): 36.270.