Primer contacto con el Mercedes EQA 250, un SUV eléctrico con estrella
Sin duda, Mercedes sigue siendo una de las marcas más aspiracionales que existen. De ahí que cualquier novedad que presenten siempre lleve aparejada un gran interés como ocurre ahora con el EQA, su nuevo eléctrico de acceso a la gama y que, para entendernos, sería como un GLA pero provisto de baterías.
Estéticamente son bastante diferentes pero curiosamente comparten la misma plataforma a diferencia de otros fabricantes que suelen usar nuevos desarrollos en este sentido para los modelos electrificados caso por ejemplo del Grupo VW en sus ID.3 e ID.4. En principio la nota negativa es que no disponemos de un suelo totalmente plano, de cara a conseguir esas cotas de habitabilidad tan generosas que ofrecen aquellos, aunque en la práctica hay un buen espacio en las plazas traseras en relación a su tamaño exterior. Eso sí, comparado con un GLA, el maletero pierde 45 litros de capacidad.
Equipado en principio con una batería de 66,5 kWh y 190 CV, el EQA 250 ofrece una autonomía homologada de hasta 424 kilómetros que está muy bien. Con tracción a las ruedas delanteras, este modelo sobresale por una conducción muy agradable que se corresponde con esa respuesta mecánica lineal y contundente como es habitual en este tipo de soluciones. Tal vez las aceleraciones no sean tan bestiales como en otros rivales con esos niveles de potencia, pero para nada vamos a anotarlo en el “debe”.
Como también es habitual, el EQA añade varios modos de conducción (Eco, Comfort, Sport e Individual) e incluye unas levas en el volante, idénticas a las de un cambio convencional, que en este caso sirven para seleccionar cuatro niveles de regeneración para las baterías (D+, D, D- y D–) que abren un gran abanico de posibilidades en este sentido.
En cuanto a su comportamiento hay que hablar de un gran confort de marcha en todo tipo de condiciones. La pisada es muy limpia y en carreteras tipo autovía o autopista su conducción es de lo más placentera. En carreteras más reviradas, y a sabiendas que no estamos llevando un GTI, ofrece unas abordables reacciones que se benefician mucho de su bajo centro de gravedad y eso que su peso es de más de dos toneladas.
Al a hora de alimentar las baterías, el EQA se puede cargar hasta 11 kW en un enchufe doméstico, mientras que en un poste rápido el 80 por ciento se puede conseguir en algo más de media hora. Una buena noticia en este apartado es que la marca, y durante los primeros meses de lanzamiento, regala un wallbox, con su correspondiente instalación en nuestra residencia o lugar de trabajo, valorado en 1.500 euros.
En cuanto al resto, el EQA brinda una agradable estética que llama la atención por el carenado de la parrilla frontal y por un aspecto diferente visto por detrás que le aparta bastante del GLA del que deriva.
Por dentro, la sensación es como la de estar en el ya mencionado GLA, con protagonismo para los dos pantallas digitales, que pueden llegar a ser de hasta 10,25 pulgadas, además de estar rodeados de unos acabados de referencia como es habitual en la marca de la estrella.
Si nos queremos hacer con una de estas unidades la cantidad a desembolsar es de 49.900 euros, cifra en la que no se incluyen las ayudas del Plan Moves III que pueden llegar hasta los 7.000 euros. Para la ocasión, la marca ha establecido un programa de renting con 36 cuotas de 625 euros y una entrada de 10.704 euros.
Si lo comparamos con algunos de sus rivales, el EQA 250 que hemos probado no es un coche barato. El VW ID.4, por ejemplo, arranca en 38.085 euros, y el recién presentado Hyundai Ioniq 5 lo hace en 43.000 euros con los mismos niveles de potencia y autonomía.
Por último, añadir que a lo largo de este año aparecerán dos nuevas versiones de este modelo como son el EQA 300 y el EQA 350, ambos con tracción a las cuatro ruedas y unas potencias de 228 y 292 CV respectivamente.