Conducimos el nuevo Mercedes Clase C, un modelo rejuvenecido y muy avanzado
Normalmente, la fórmula de que “si algo funciona, no hay que tocarlo” es bastante habitual en el mundo del automóvil, pero en los últimos años Mercedes se está atreviendo a cambiar, y mucho, su modelos. Tanto que el Mercedes Clase C ha pasado de ser una berlina de corte señorial a adquirir formas más fluidas y dinámicas, sin descuidar la elegancia propia de los productos de la firma de la estrella, por supuesto.
Ahora este modelo llega a su sexta generación, y el objetivo es mantener al menos el éxito de su predecesor, del que se vendieron 2,5 millones de unidades desde que se lanzó en 2014.
El nuevo Clase C ha crecido en sus cotas principales. Ahora mide 4,75 metros de longitud, 6,5 cm más que la última generación, y con ello también aumenta en 2,5 cm la distancia entre ejes. En anchura solo crece 1 centímetro, mientras que la altura se rebaja en 9 mm en el caso de la berlina y 7 en el de la variante familiar Estate, que por supuesto también se renueva. Precisamente, también en este caso la capacidad del maletero es 30 litros mayor, ofreciendo así 490 totales. La berlina, por su parte, se mantiene invariable en 455 litros, hablando siempre de las versiones con motores térmicos que se presentan ahora.
Estéticamente, como hemos adelantado, en general las líneas enfatizan su dinamismo, pero hay detalles que dependen del acabado elegido. En este sentido, el AMG Line es más agresivo y aerdinámico, y el Avantgarde más sobrio y elegante, con muchos detalles cromados.
El puesto de conducción del Clase C es totalmente nuevo, y el cambio es radical a causa de la casi total digitalización de los mandos. Para ello, de serie dispone de un cuadro digital horizontal de 12,3” pulgadas y un sistema de infoentretenimiento MBUX premium en formato vertical de 11,9” que cubre toda la consola central y aglutina todas las funcionalidades, además de estar plenamente conectado.
Como hemos comprobado en nuestra toma de contacto, hay que dedicarle un buen rato a su manejo –cuestión de familiarizarse–, pero el funcionamiento es bastante sencillo y rápido, ya que cuenta con un nuevo procesador.
Al volante, la postura es muy confortable, no hay que olvidar que estamos ante una berlina media premium, y según el nivel de acabado hay disponible un Head-Up Display que aporta información para que apenas haya que quitar los ojos de la carretera.
El volante deportivo multifunción de cuero, muy grueso, es de serie y cuenta con mandos táctiles capacitivos, un recurso de última hornada en los lanzamientos actuales.
La gama mecánica inicial de la berlina comprende tres motores gasolina de 170, 204 y 258 caballos y dos diésel de 200 y 265 caballos, aunque habrá una tercera alimentada por gasóleo de 163 CV a partir del próximo mes. Todas tienen un sistema de microhibridación que, además de facilitar la etiqueta “Eco” a estos modelos, pueden aportar hasta 20 CV de potencia adicionales. Otra de las novedades del Clase C es que dispondrá más adelante de motores híbridos enchufables de etiqueta “Cero” tanto en gasolina… ¡como en diésel!
De momento, nosotros hemos conducido la versión C 200 gasolina, y lo cierto es que, como esperábamos, el funcionamiento es silencioso y suave, con un motor muy elástico y un apenas perceptible cambio automático de 9 velocidades que sirve mucho y bien, entre otras cosas, para aquilatar el consumo. La media homologada es de 6,4 litros a los 100 km, pero ello queda en función del tipo de conducción realizada. Este Clase C cuenta con los perfiles Eco, Comfort, Sport, Sport+ e Individual integrados en el sistema Dynamic Select, de modo que la respuesta del coche, y obviamente su consumo, depende mucho de la opción elegida.
En relación al comportamiento, al ser un poco más grande que la generación anterior, este Clase C es aún más confortable en carreteras abiertas y autovías, pero también goza de un fabuloso tacto deportivo en zonas sinuosas.
Para mejorar su maniobrabilidad, también destaca el eje trasero direccional que se puede equipar de manera opcional. Solo funciona en un ángulo de 2,5º y a bajas velocidades, pero hace que el diámetro de giro del coche se quede por debajo de los 11 metros.
Como cabe esperar, en equipamiento este coche está a un nivel muy alto. Es caro, sí, pero se agradece que la dotación de partida sea muy completa y no haya que empezar sumando opcionales desde el principio.
En origen incluye, entre otras cosas, elementos de gran calado como las luces LED de alto rendimiento, las antes mencionadas pantallas digitales y el sistema multimedia MBUX, asientos delanteros calefactados, cargador inalámbrico de móviles, paquete de iluminación interior, escáner de huella digital y sistemas de ayuda como el control de ángulo muerto y asistente activo de cambio de carril.
A partir de ahí la lista es enorme y va en función de diferentes niveles que ofrece cada uno de los acabados, Avantgarde y AMG Line, que se subdividen en Premium, Premium Executive, Premium Plus y Premium Plus Executive. De ese equipamiento adicional y opcional destaca, por ejemplo, el sistema de iluminación Digital Light, cuyo haz puede llegar a “dibujar” de noche las líneas de la carretera aunque no estén pintadas, o el asiento delantero con función masaje, que además puede ser relajante o descontracturante.
Los precios oficiales del Mercedes Clase C berlina van de los 45.400 euros del C 180 a los 60.875 euros del C 300 d, mientras que la variante Estate arranca en los 48.525 euros del C 200 y culmina con los 62.450 euros que cuesta el C 300 d.