Conducimos el Audi S4 Avant TDI, un familiar diésel con alma de deportivo
Dentro de la amplia gama del Audi A4, modelo que se actualizó el año pasado, hay dos líneas de productos que “exaltan” en mayor medida su deportividad: S4 y RS4. Con la mencionada puesta al día, Audi apostó, al menos en el mercado europeo, por dejar el protagonismo mecánico del S4 a un motor diésel de hibridación ligera con nada menos que 347 caballos, mientras que en lo alto de la gama reina el RS4 con un propulsor de gasolina TFSI de 450 caballos.
Con el S4 estamos, por tanto, ante uno de los diésel más potentes de mercado, y desde luego el que más de su categoría. Está disponible en carrocería berlina y Avant, que es, esta última, la que hemos probado.
¿Por qué un familiar tan prestacional? En primer lugar, por tradición, ya que Audi introdujo en 1994 con notable éxito el RS2 Avant (con motor gasolina de cinco cilindros y 315 caballos) y a partir de ahí mantuvo el concepto en distintos segmentos. Por su parte, en el mercado alemán gustan de tener a su disposición coches de elevadas prestaciones que sean prácticos y sirvan también para el día a día, y esto es, precisamente, en lo que destaca el Audi S4 Avant TDI.
La estética de este modelo no esconde su vocación, pero lo hace con gusto y cierta discreción. Así, destacan la parrilla, las amplias tomas de aire, las pinzas de freno en rojo, las llantas de 19 pulgadas y la salida doble de escape, siempre con el “sello S4” como claro elemento identificador.
Por dentro la deportividad se hace patente en el diseño de los asientos, la decoración específica en símil carbono y los elementos en piel con costuras en rojo, siempre con la impecable calidad de acabados habitual en Audi y en un modelo de tan alto nivel como este.
Con casi 4,8 metros de longitud y más de 2,8 de distancia entre ejes, el espacio interior es holgado en todas las plazas, y en la parte trasera hay un maletero de 420 litros, quizá un poco justo en relación al tamaño, pero con unas formas bastante aprovechables para introducir la carga.
El motor del S4 TDI es un 6 cilindros en V turbodiésel, de tres litros, que desarrolla 347 caballos, lo que para empezar está realmente bien. Cuenta con un sistema de hibridación ligera de 48 voltios que, además “ayudar” al motor en momentos puntuales –aunque poco lo necesita–, permite clasificar a este modelo como vehículo de etiqueta “Eco”, con las ventajas fiscales y de movilidad que ello aporta. El propulsor está asociado a un cambio Tiptronic de 8 velocidades y al sistema de tracción total Quattro de la marca, lo que cierra un círculo perfecto a la hora de conducir.
Puestos en marcha, solo en frío se nota levemente cierto ruido y vibración por su vocación de coche diésel, pero enseguida se diluye con el movimiento. En ciudad y a ritmos tranquilos este Audi rueda muy suave y con mucho confort, y no se nota la más firme puesta a punto de la suspensión, que por cierto deja la altura de la carrocería 23 mm más cerca del suelo.
Los modos de conducción disponibles, Efficiency, Comfort, Auto, Dynamic e Individual, inciden claramente en el “temperamento” de este S4, y si en el primero de ellos nos podemos beneficiar incluso de la desconexión de cilindros –ahí se nota más la ayuda del sistema eléctrico–, con el modo Dynamic todo se da la vuelta y disfrutamos de las prestaciones de un auténtico deportivo, porque lo es.
Apenas llega a las 2.000 rpm el empuje de motor, sus 700 Nm de par, te dejan muy pegado al asiento. El sonido es bonito y abrumador. El cambio actúa tan rápido que el avance es imparable, con lo que hay que vigilar mucho los límites, porque los pone la normativa, no el coche. Y es que hablamos de un Audi que acelera de 0 a 100 km/h en menos de 5 segundos y que es capaz de alcanzar los 250 km/h.
La tracción integral, que incluye diferencial central autoblocante, transmite la potencia al suelo sin pérdidas, y el chasis responde de una manera tan precisa y noble que te olvidas por completo de que es un familiar. Ni siquiera los casi 400 kg de diferencia respecto a un A4 diésel convencional suponen un lastre, ya que la potencia es brutal. Por supuesto, los frenos, con discos de gran tamaño, están a la altura de las circunstancias, con una efectividad tal que dan una enorme seguridad.
Y en el capítulo del consumo, qué decir, porque con tan alta cilindrada y potencia esperas que, aunque sea un diésel, lo pagues claro. Y no: completar casi 800 kilómetros con un gasto medio de solo 7,3 litros a los 100 kilómetros ya es de por sí elocuente. Es una cifra mínimamente superior a la homologada por Audi (7,2 litros de media), si bien, aunque comprobamos en ocasiones de qué era capaz el motor, siempre rodamos a los ritmos que marca la Ley y el sentido común.
El Audi S4 Avant TDI quattro es sin duda un coche con dos caras, ideal para quien quiera sensaciones y a la vez necesite un modelo polivalente para el día a día. Eso sí, este nivel, en una marca como Audi, cuesta 77.380 euros, bastante más que los 56.000 del escalón inferior en diésel, el A4 Avant 40 TDI de 204 CV con tracción total y cambio automático S tronic más equipado.
Eso sí, por el precio del S4 obtenemos un nutrido equipamiento en el que no faltan los faros LED, el cuadro digital configurable con pantalla de 12,3 pulgadas, un completo sistema multimedia con navegador totalmente conectado, cargador inalámbrico para móviles, climatizador de tres zonas o las principales ayudas a la conducción, pero siempre se puede engrosar la lista, y la factura final, con algunos elementos como el Head-Up Display, los asientos “S” en color rojo o las llantas Audi Sport de la unidad de prueba, que cuestan 1.280, 1.165 y 180 euros, respectivamente.
Motor: diésel, Mild Hybrid.
Potencia (kW/CV): 255/347.
Cambio: automático, de 8 velocidades.
Largo (mm): 4.770.
Ancho (mm): 1.847.
Alto (mm): 1.408.
Maletero (litros): 420.
Velocidad máxima (km/h): 250.
De 0 a 100 km/h (seg.): 4,7.
Consumo medio (l/100 km): 7,2.
Emisiones CO2 (gr/km): 190.
Precio (euros): 77.380.