Bertha Benz, la mujer que hizo el primer viaje de la historia en automóvil
Durante muchas décadas, la automoción ha sido un mundo asociado a lo masculino, aunque cada vez destacan más figuras femeninas en este ámbito y poco a poco se reconoce la labor que han tenido las mujeres a lo largo de la historia a la hora de desarrollar avances tecnológicos y mecánicos para mejorar los automóviles.
Desde inventoras hasta ingenieras, curiosas por conocer y descubrir el mundo más allá del matrimonio y la maternidad, muchas son las que se adelantaron a su tiempo y salieron de los límites preestablecidos. Entre ellas, se encuentra Bertha Benz, nacida Ringer, en Pforzheim (la entonces Confederación Germánica) el 3 de mayo de 1849.
Bertha es una figura conocida y muy relevante en el mundo del motor y la automoción ya que fue la primera persona que realizar un viaje de larga distancia con un automóvil. Fue su marido, Carl Benz, quien patentó este modelo de tres ruedas ante el Gobierno alemán bajo el nombre de Benz Patent-Motorwagen.
Sin embargo, este modelo de tres ruedas que podía alcanzar una velocidad de 40 kilómetros por hora gracias a un motor de cuatro tiempos de 2’5 caballos de fuerza, era tan de Bertha como de su marido. Parte del dinero invertido para su fabricación era de ella, pero al ser una mujer casada no se le permitía, según las leyes alemanas, solicitar la patente del vehículo.
Tras patentar este modelo, el marido de Bertha no quiso comercializarlo. Para demostrarle su error, ella organizó un viaje a bordo del coche con dos de sus hijos, Richard y Eugen de 13 y 15 años, sin darse cuenta de que haría historia. Desde Mannheim, donde residía el matrimonio, hasta Pforzheim, la ciudad natal de Bertha, madre e hijos recorrieron más de 100 kilómetros a bordo del Benz, en una odisea por aquel entonces desconocida.
En agosto de 1888, cuando Bertha Benz realizó sin permiso de las autoridades o conocimiento de su marido este trayecto, los viajes motorizados no eran habituales y precisaban de asistencia mecánica constante. Esta pionera tuvo que enfrentarse a grandes dificultades durante el camino, como la necesidad de repostar debido a que el coche solo contaba con un depósito de 4’5 litros, la preocupación de que el motor se calentara y toda otra serie de complicaciones que tanto Bertha como sus hijos fueron resolviendo a lo largo del camino. Después de toda una jornada de viaje, los Benz llegaron a su destino, desde donde emprendieron el regreso tras unos días.
A su vuelta, la historia del recorrido de Bertha a bordo de un vehículo a motor había corrido como la pólvora, consiguiendo el Benz una gran publicidad. Así, esta alemana consiguió demostrar a su marido los beneficios que podría dar la comercialización de este coche, en el que tanto habían invertido, y del que se sabe que se vendieron unas 25 unidades en apenas 8 años, una buena cifra para la época.
Encima de conseguir una maravillosa estrategia de marketing, este primer viaje ayudó a Bertha a ver los fallos y debilidades del coche, por lo que pudo mejorar enormemente su mecánica y sus prestaciones. Más allá de ser una pionera, Bertha Benz está considerada la inventora de las pastillas de freno, además de que tuvo que reparar los del automóvil en mitad del viaje, entre otros fallos que logró solventar. En este vídeo en el que Mercedes Benz, la marca que lleva el mismo apellido, recuerda la figura y la historia de Bertha se pueden apreciar las dificultades a las que tuvo que enfrentarse.
Inventora e inversora en su época, Bertha Benz desafió las leyes de su tiempo y los límites impuestos solo por el hecho de ser mujer. Consiguió hacer historia y, sobre todo, darle un poderoso empujón al desarrollo de la automoción en el siglo XIX, cuando ni siquiera su marido confiaba en la comercialización del propio automóvil que habían patentado.