El próximo verano llega al mercado la nueva Clase E, una berlina de alta categoría y máxima tecnología que también sabe adaptarse a las nuevas exigencias medioambientales.
Mercedes renueva uno de sus modelos más consagrados (1,2 millones de unidades vendidas lo corroboran) con leves retoques estéticos y un potente “armamento” tecnológico para que su conducción sea aún más agradable, segura y placentera, sin olvidar la eficiencia y la ecología.
Así, los cambios estéticos afectan principalmente a la parrilla frontal, a los faros y ópticas traseras, siempre mediante la utilización de luces tipo Led, pero el esfuerzo y el paso adelante está en el amplio paquete tecnológico en materia de conectividad, conducción y seguridad. La gama se estructura en torno a los acabados Avantgarde, Exclusive y el más deportivo AMG Line.
Pantallas digitales del interior aparte (dos de 10,2 pulgadas de serie o dos de 12,3 opcionalmente, dispuestas en paralelo), de la enorme lista de equipamiento se pueden destacar ayudas a la conducción como el detector de manos en el volante (con función de parada de emergencia), los asistentes activos de velocidad, frenado y dirección, el detector de ángulo muerto con función de frenado, el paquete de aparcamiento con cámara de 360º y maniobra automática o el sistema de navegación con tecnología de realidad aumentada.
Mercedes apuesta por la eficiencia mediante la electrificación de la gama de motores, dejando una amplia oferta entre propulsores híbridos enchufables, gasolina y diésel, con potencias que oscilan entre los 156 y 367 caballos.
La Clase E recibe como gran novedad un motor turbo de cuatro cilindros y 2 litros de cubicaje en gasolina cuya potencia es de 272 caballos y está asociado a un sistema eléctrico de 48 voltios. Por un lado, este sistema incrementa puntualmente la potencia máxima en 20 CV, y, por otro, favorece que el coche avance por inercia desconectando el motor térmico, lo que se traduce en una importante reducción de consumo y emisiones.