Cómo colocar correctamente la matrícula del coche si se me ha caído o torcido
La matrícula puede ser el elemento de un vehículo que menos atención reciba y, aún así, puede ser motivo de sanción tanto como cualquier otra infracción, se cometa de manera consciente o no. Una de las principales razones para recibir una multa de tráfico por esta causa es llevar la placas identificativas del vehículo sucias o en mal estado, en cuyo caso la denuncia alcanzará los 200 euros.
Llevar la matrícula mal colocada o, directamente no llevarla, también son hechos sancionables. En el primer caso la multa también será de 200 euros pero, en el segundo, si se descubre que ha existido algún tipo de manipulación de las placas la sanción podrá alcanzar los 6.000 y la pérdida de los correspondientes puntos en el carné.
Los roces a la hora de aparcar, el uso diario y factores externos como el frío o las tormentas pueden provocar que las matrículas se mueva, se descuelguen o directamente, se caigan. Si detectamos que nuestras placas identificativas no están en su sitio, lo primero será colocarlas bien antes de arrancar para evitar que los agentes de tráfico nos den el alto.
A la hora de colocar la matrícula, bien sea nueva o se haya caído, lo primero que hay que hacer es desatornillar la placa del portamatrículas, con destornillador o con una broca si está sujeta con remaches. El segundo paso, inmediato, será limpiar esta zona del vehículo tan poco accesible a diario y que acaba recogiendo suciedad al encontrarse en el área del parachoques.
Después hay que decidir si utilizar tornillos o cintas adhesivas: los primeros pueden rajar la placa de la matrícula si esta es de plástico, aunque atornillando a baja velocidad y dejando que la punta de la broca se caliente se evitará la rotura, y la segunda opción quizás sea menos duradera o pierda fijación.
Independientemente del sistema escogido, hay que utilizar el portamatrículas de guía para pegar correctamente la matrícula y, en caso de usar adhesivos, doblar ligeramente la placa para que no se despegue por los laterales. Asegurarse, al final, de que queda bien instalada, es legible, no está torcida o corre peligro de volver a desprenderse. Limpiar la matrícula en caso de que sea necesario… ¡ Y listo!