Cómo dañan el coche los productos usados por los limpiacristales en los semáforos
Aunque parezca robusto e irrompible, el parabrisas del coche es uno de los elementos a los que más atención y mimo hay que dedicarle, puesto que es indispensable para ver correctamente mientras se conduce y, además, se puede romper debido a la acción de agentes externos.
Los parabrisas están formados por varias capas entre las que destaca una exterior de vidrio endurecido y la interior. Sin embargo, cuando conducimos pueden saltar piedras al cristal que poco a poco vayan deteriorando su estado. Igualmente, si la carrocería sufre modificaciones puede ejercer presión sobre el cristal y acabar rompiéndolo.
En resumen, es importante cuidar el parabrisas. Para llevar al día su mantenimiento de la manera adecuada, lo correcto es limpiarlo con productos no agresivos, paños suaves y con la técnica correcta. Así que, ¿es correcto dejar que los limpiaparabrisas que trabajan en semáforos limpien los cristales del coche?
Para que un parabrisas esté impoluto, empresas especializadas como Carglass o incluso la aseguradora Mapfre explican que hay tres aspectos fundamentales para lavar el cristal correctamente. Hay que tener en cuenta que la suciedad acumulada en el cristal es uno de los factores que más afectan a que deteriore.
Primero hay que usar un producto que no sea agresivo, que puede ser un limpiacristales doméstico que no lleve alcohol. De todas formas, los especialistas de Carglass recomiendas optar por limpiacristales específicos ya que el resultado final será duradero. En el caso de los limpiacristales colocados en los semáforos, es imposible saber qué tipo de producto utilizan y muchas veces la mezcla de jabón agua no está limpia ya que se usa en varios coches. Aunque la base limpiadora sea un detergente común, que no dañe el cristal, los resultados de la limpieza durarán poco y es posible que dejen restos de suciedad, contribuyendo a que la luna se estropee.
Por otro lado, es importante utilizar una serie de paños suaves que no rayen el cristal a la hora de enjabonarlo y secarlo. Igualmente, se recomienda usar abundante agua para aclararlo en condiciones y que no quede ningún resto de jabón. El secado debe realizarse de manera que abrillante la superficie, para evitar manchas o cercos en el cristal. Este proceso en los semáforos suele consistir en retirar el jabón pero sin apenas aclarado y el resultado puede ser un cristal con manchas o residuos que entorpezca nuestra visión.
Aunque, quizás, los daños al parabrisas no sean graves (puede ser que dependiendo del producto utilizado sí) pueden llegar a serlo si se acostumbra a limpiar los cristales del coche de esta manera. Igualmente, si la técnica de limpieza no es la correcta, el problema será circular con un parabrisas sucio y con cercos o manchas que no nos permita ver correctamente cuando empeoren las condiciones climáticas.