Cuatro colores, varias averías: qué pasa con tu coche dependiendo del humo del tubo de escape
Revisar los filtros, cambiar los aceites y líquidos correspondientes, comprobar el estado de las ruedas, que no haya ninguna luz rota… el mantenimiento de un vehículo es algo que hay que llevar muy al día y a lo que hay que prestar mucha atención, ya que evita sustos demasiado y ahorra averías carísimas.
Cuando se conduce, hay que estar atento a los síntomas que puede presentar nuestro coche y que nos pueden indicar qué tipo de dolencia padece. Un buen indicativo de que algo no funciona bien es el color del humo que sale por el tubo de escape. Puede presentar cuatro tonalidades diferentes y, efectivamente, es una característica que solo muestran los coches con motor de explosión.
Tu coche está quemando demasiado combustible. Este exceso puede deberse a problemas en el filtro del motor, en los sensores de inyección, los inyectores o el regulador de la presión del carburante.
Puede significar dos cosas. Si el tubo de escape echa un poco de humo blanco al arrancar, en pequeñas cantidades, como si fuesen hilos, se debe a la condensación y es normal en temporadas de mucho frío. Pero si sale en grandes cantidades, probablemente tu motor este quemando demasiado líquido refrigerante, síntoma de problemas en la culata o en la junta de la culata.
Este es el color más incierto y con más posibilidades de avería. Quizás el coche está quemando demasiado aceite, el turbocompresor está defectuoso o hay un atasco en el sistema de ventilación del cárter.
El motor está quemando demasiado aceite y puede ser debido a un desgaste en los sellos de la vía de las válvulas o en los anillos del pistón. El turbocompresor también puede tener algo que ver.