Después de la nieve, llega el hielo: consejos para reducir el riesgo al volante
Después del temporal de nieve que no ha dado tregua este fin de semana no va a llegar la calma a las carreteras españolas: cuando la nieve comienza a derretirse pero las temperaturas siguen siendo bajas, es habitual que se formen placas de hielo. Y las heladas en la carretera comprometen la seguridad vial tanto o más que las precipitaciones.
El hielo es una de las superficies existentes con menos fricción, característica que lo convierte en una verdadera pista patinaje para los vehículos. Si, además, se suma la pérdida de adherencia de los neumáticos en condiciones de frío por debajo de los 7 grados, el resultado puede ser un accidente con graves consecuencias.
Para enfrentarse a las placas de hielo en carretera y salir airoso, hay que saber detectar, primero, los lugares en los que es más posible que se formen y, segundo, adaptar la conducción a las condiciones climáticas.
Por debajo de una temperatura de 3 grados en posible que el agua presente en la calzada o la nieve comiencen a congelarse. Hay que prestar atención, además, a la carretera: si refleja la luz o brilla ligeramente es posible que se haya formado hielo.
Otro aspecto a tener en cuenta es la zona por la que transcurre la carretera. Los puentes y las salidas de los túneles, por ejemplo, son áreas en las que es más probable que se formen placas de hielo. Igualmente, las carreteras más sombrías o situadas al norte son más propensas a acumular hielo.
Adaptar la conducción durante estos días de frío intenso será decisivo para limitar los accidentes de tráfico por culpa de las carreteras heladas. El primer paso, como siempre, será revisar que el vehículo funciona a la perfección y se encuentra en buen estado. Es muy aconsejable instalar neumáticos de invierno, ya que están ideados para mantener sus propiedades frente al frío y combaten la falta de fricción del hielo ‘enganchándose’ a las placas para mantener la sujeción.
Una vez situados al volante, la máxima es la suavidad y la reducción de la velocidad. Nunca se deben dar acelerones ni frenazos bruscos y lo mismo sucede con el volante: hay que manejarlo con delicadeza y evitar los ‘volantazos’. En el caso de pisar una placa de hielo, es importante mantener la calma y no cambiar la trayectoria del coche o tratar de frenar hasta que esta se acabe y se pueda recuperar el control del vehículo.
La distancia de frenado aumenta con firme deslizante, por lo que habrá que dejar más espacio con los coches precedentes y doblar la distancia de seguridad siempre que sea posible. Así se evitarán colisiones por alcance. Para reducir la velocidad del coche, lo aconsejable es bombear los frenos de manera suave, para no perder el control del coche.