El miedo a conducir tiene nombre y hay gente más propensa a sufrirlo
En las sociedades actuales no es raro sufrir problemas de estrés y de ansiedad al menos una vez en la vida. Y estos trastornos pueden manifestarse de muchas maneras, incluso provocando amaxofobia, es decir, miedo a conducir. Esta patología la sufre el 28% de los conductores y puede ir acompañada de otros síntomas como agorafobia o claustrofobia.
No es necesario haber sufrido un accidente de tráfico para padecer amaxofobia, sino que se puede simplemente sentir inseguridad al volante, tener miedo a perder el control del coche, a padecer un ataque de ansiedad o también a provocar un siniestro.
Este miedo a conducir puede prolongarse indefinidamente al entrar en un círculo infinito en el que se acabe desarrollando miedo al miedo, impidiendo así la búsqueda de soluciones y alargando la fobia.
Tanto hombres como mujeres son propensos a sufrir amaxofobia aunque bien es cierto que la conducción ha estado reservada durante muchos años únicamente a los hombres, por lo que estos son más reacios a reconocer dolencias de este tipo. El margen de variación entre sexos es de apenas el 10%: del total de conductores que sufren miedo a la conducción, el 55% son mujeres y el 45% hombres.
Fuera de estas diferencias entre sexos, la base psicológica de una persona puede provocar que esta sea propensa a sufrir pánico a la conducción entre otras patologías derivadas por una dolencia común: la ansiedad. Los conductores con personalidad ansiosa y tendencia a ver todo como una posible amenaza o riesgo son más propensas a padecer amaxofobia.
La tendencia al control, el perfeccionismo o la inseguridad y la dependencia también son causante de esta fobia. Por ejemplo, el miedo a la conducción puede adquirirse por una falta de confianza en uno mismo o baja autoestima mezclada con el aprendizaje a la conducción a manos de una figura autoritaria masculina.
La mejor manera de solucionar la amaxofobia es ponerse en manos de un profesional, acudir al psicólogo o a una autoescuela e iniciar de nuevo el proceso de aprendizaje trabajando sobre la base de los problemas de ansiedad. En la Fundación CEA, por ejemplo, ofrecen cursos gratuitos para superar esta patología.