La historia del Seat 600 que Netflix parece desconocer
“Eres un Maserati. No te quedes con alguien que te trate como un 600”. Este “tuit” publicado hace un par de días por Netflix, coincidiendo con el lanzamiento de una nueva etapa de su conocida serie La Casa de Papel, incendió las redes sociales. Tanto la propia Seat, que les contestó con un divertido y contundente zasca, como los miles de aficionados a este modelo no dudaron en salir en defensa de este icono de la industria del automóvil que contribuyo en la década de los ’50 a motorizar nuestro país.
Nació en 1957, concretamente en la factoría que la marca española tenía en la Zona Franca de Barcelona, y su producción finalizo en 1973. Durante este tiempo se fabricaron casi 800.000 “pelotillas”, esta última una de las denominaciones tan ingeniosas con las que fue conocido este popular modelo. Las primeras versiones tenían un motor de gasolina con una potencia de 21 CV y su velocidad máxima era de 95 km/h.
Sobre la base del 600 Normal, Seat llegó a producir tres carrocerías más entre las que no falto una descapotable, otra de cuatro puertas y hasta una versión destinada a un uso comercial.
Con unas características muy sencillas, pero muy robustas, el 600 ilusionó a muchas familias medias que pagaron en aquella época 63.000 pesetas por hacerse con una de esas ansiadas y demandadas unidades que tardaban meses en ser entregadas a sus propietarios.
El caso es que el 600 fue el primer coche para una gran mayoría de los españoles. Sus diminutas dimensiones le convirtieron en un coche muy manejable con algunos detalles muy peculiares como ocurría con la apertura de las puertas que se abrían de adelante hacía atrás.