La OCU alerta de que la carga rápida en coches eléctricos puede salir más cara que un depósito medio de combustible
Uno de los puntos fuertes de los coches eléctricos es el ahorro para el bolsillo del conductor en depósitos de combustible. Se considera que el coste de recargar las baterías de estos vehículos electrificados es sensiblemente menor al del repostaje del diésel o la gasolina, pero según ha alertado la Organización de Consumidores y Usuarios puede ser que esta ventaja no sea tan cierta como parece.
La OCU ha publicado los resultados de su estudio, que ha consistido en evaluar los precios y el coste de la electricidad y las recargas en un total de 50 electrolineras situadas en diversas autovías españolas. Y, durante la realización del mismo, han advertido la escasez de puntos de carga fuera de las ciudades y los núcleos urbanos así como de las grandes autovías y autopistas.
Los resultados de la investigación alertan igualmente de la falta de puntos de carga de acceso público, con precios reducidos o gratuitos y del alto coste del uso de la carga rápida. En una estación pública el coste medio de la electricidad varía de los 30 céntimos de euro a los 79 por kWh. Con esos precios, la OCU avisa de que un viaje de Madrid a Barcelona a bordo de un eléctrico puede resultar más caro que en un coche de combustible.
En este supuesto concreto, se realizaron dos paradas necesarias para recargar el vehículo en las que se pagaron 0’79 euros por kWh, lo que implicó un coste de 16 €/100 km frente a los 10 euros por cada 100 kilómetros que costaría de media circular con un coche con motor de gasolina.
Por otro lado, disponer de un punto de recarga o Wallbox para el coche eléctrico en casa o en algún aparcamiento privado sí que cumple con las expectativas de ahorro del coche eléctrico. Utilizando una tarifa nocturna o valle, el precio podrá variar de los 0’08 a los 0’16 euros por kWh.
Sin embargo, en el otro extremo se encuentran los modos de carga rápida en estaciones de acceso público, con las que el precio final puede acabar aumentando hasta tres veces en comparación con los precios explicados hasta el momento. También varían según las empresas y si se hace uso o no de sus propias aplicaciones, habiendo una abismal diferencia desde el precio mínimo de 0’30 euros por kWh en los supuestos más baratos hasta los 1’10 euros por kWh en los más caros.