Los camuflados de Skoda: sí, míralos, pero están hasta arriba de maquillaje…
Fabricar un coche necesita de muchos requisitos, previos y posteriores al perfecto montaje de todos los elementos que lo componen. Y es por ello que, antes de pasar a la serie, tienen que hacerse muchas pruebas más allá de los tests “de laboratorio” en la fábrica. Lo ideal, lo necesario, es que se realicen pruebas a fondo en condiciones reales, y es bastante habitual que los prototipos recorran millones de kilómetros por lugares del planeta donde el frío, calor, humedad, polvo y viento son extremos.
Pero claro, en un mundo globalizado no puede “ir por ahí” un coche nuevo, que aún no se conoce, luciendo palmito, ya que todo debe seguir sus fases y procedimientos. Y las campañas de presentación y promoción tienen que hacerse en su tiempo y forma.
¿Y cuál es el recurso para hacer las preceptivas pruebas sin desvelar más de lo necesario? El camuflaje, que aunque parezca lo contrario tiene su arte y su técnica.
El objetivo principal del camuflaje es el de evitar que se desvele cómo es el diseño de un coche nuevo antes de su presentación mundial. No es una mera superposición de vinilos. Su ubicación y formas están estudiados no solo para “tapar”, sino incluso para generar efectos visuales que hagan imposible hacerse una idea de las formas y los relieves.
Como los prototipos ruedan en tráfico abierto, los elementos esenciales y obligatorios tienen que estar operativos –tanto los del exterior como los del interior-, y para que los resultados de la prueba sean fiables, todo tiene que estar aplicado de forma minuciosa: «Además de evitar que el coche sea reconocido, la normativa que regula el uso de vehículos en carreteras públicas también debe ser tenido en cuenta. Todos los prototipos tienen intermitentes y luces funcionales. No pueden obstaculizarse las tomas de aire y no pueden cubrirse las salidas de aire del interior, para que las mediciones proporcionen a los ingenieros una buena indicación sobre los datos del vehículo. En el interior es crucial que el conductor sea capaz de ver los instrumentos y tener acceso en todo momento a los elementos de control clave”, dice Florian Weymar, director de Desarrollo de Vehículos de Skoda.
Para el diseño de los vinilos no hay límites en cuanto a imaginación y creatividad, y hay elementos que incluso son modificados “artificialmente” para generar un mayor efecto distorsionador, siempre y cuando no afecte a la prueba del vehículo. Figuras en tres dimensiones, contrastes de color… todo vale para que ni el modelo ni la marca sean reconocibles.
El último Skoda que ha seguido este proceso y que continúa con las pruebas es el SUV eléctrico Enyaq iV. Para su transformación los diseñadores dedicaron cerca de 120 horas y utilizaron 18 metros cuadrados de vinilo. Un maquillaje perfecto.