Maradona y su pasión por los Ferrari
Todo el mundo sabe de la pasión de los futbolistas por los coches deportivos con precios solo al alcance de sus desorbitados sueldos y fichajes. Pues bien, Diego Armando Maradona no escapó a esta adicción y fueron muchos los hiperdeportivos, de todo tipo y condición, que pasaron por sus manos desde que a principio de la década de los ´80 se convirtiera en una estrella del futbol mundial.
Desde un Porsche 924, que cuentan fue su primer deportivo, hasta un Rolls Royce Ghost, de su etapa más reciente como entrenador en Oriente en 2018, por sus garajes han pasado decenas de coches incluido un camión Scania con el que un día se presentó a los entrenamientos cuando jugaba en el Boca argentino.
De todos modos, su verdadera pasión en este sentido fueron los Ferrari algo que se retroalimentó cuando aterrizó en Italia en 1984 para jugar con el Nápoles, una de sus etapas más exitosas y también llena de muchas sombras por su vida tan descontrolada fuera del campo de juego.
Precisamente en el Nápoles pudo disfrutar por primera vez de las excelencias de los coches italianos y más concretamente de un Testarossa que, como curiosidad, era de color negro algo que no sentó muy bien a los dirigentes de la marca de Maranello. Pero sus deseos fueron órdenes, órdenes que ya no se cumplieron cuando pidió más tarde un F40 en ese mismo color y se lo denegaron. El Pelusa tuvo que aceptar este modelo en color rojo que, como de todos los aficionados es sabido, es el emblemático de la marca.
Cuando a mediados de los ’90 volvió a jugar en el Boca siguió con esta pasión y le solicitó a este club un F355 Spider que, curiosamente, años después fue incautado por el Estado.