Más allá de los radares: así funcionan (y te multan) los drones de la DGT
Los excesos de velocidad en carretera son una de las infracciones más vigiladas del verano. Para evitar los accidentes de tráfico provocados por esta acción temeraria, la DGT ha desplegado un dispositivo en la red de carreteras española formado por radares fijos, de tramo, móviles y, como estrella del equipo, drones.
Estos dispositivos forman parte de los operativos de vigilancia en carretera desde el año pasado y, a día de hoy, Tráfico cuenta con un total de 11 unidades, de las cuales solo 3 tienen capacidad para emitir sanciones.
Pese al bajo número de dispositivos, se prevé que en un futuro estos aparatos acaben sustituyendo algunas de las funciones de los helicópteros ya que son mucho más económicos de adquirir y, sobre todo, de mantener.
Los drones de la Dirección General de Tráfico van a controlar que todos los conductores respeten los límites de velocidad y mantengan una conducción responsable desde una altura de 120 metros. Son casi imperceptibles a la vista y al oído.
Un dron de tráfico tiene una visión con un alcance de hasta 7 kilómetros y está equipado con cámaras de alta definición. Su radio de acción está dentro de los 500 metros y tienen una autonomía de 20 minutos.
La función principal de estos dispositivos es controlar y vigilar el tráfico, así como detectar conductas anómalas o infracciones. El uso del móvil, no respetar las señales de tráfico o no llevar el cinturón de seguridad son algunas de ellas.
Las infracciones detectadas podrán ser o bien notificadas por un agente en el acto o tramitadas más tarde y siempre estarán acompañadas del fotograma correspondiente gracias a la equipamiento de estos aparatos.
La presencia de los drones será más notable en vías con tráfico de colectivos vulnerables, como ciclistas o peatones, en tramos de riesgo o en aquellas carreteras donde la siniestralidad es mayor.