Mercedes A 250e sedán: tecnología híbrida al servicio del confort
Siempre es un placer ponerse a los mandos de un Mercedes. Su elegancia y personalidad atraen desde la primera mirada, y si además está cargado de tecnología, todo es más interesante.
La renovación de la Clase A, el modelo compacto de la firma de la estrella, se concretó el año pasado, pero ha sido en este 2020 cuando se ha añadido a la gama la versión híbrida, que es la que aporta la letra “e” a la denominación del modelo y con la que hemos podido tener una breve toma de contacto, dada su novedad.
Esta versión sedán del Clase A tiene 13 cm más de longitud que la versión de cinco puertas y una estética muy elegante. Quizá resulta menos deportivo, pero tampoco es su objetivo principal y el atractivo es innegable.
Además de la denominación, la única diferencia estética de esta variante respecto a las impulsadas por motores de combustión está en el logotipo “EQ Power”, que revela que estamos ante un Mercedes con sistema híbrido, y además enchufable en este caso.
Dicho sistema cuenta, por un lado, con un motor de gasolina de 1,33 litros y 158 caballos de potencia, que no está mal para empezar, y se asocia a un propulsor eléctrico de 75 kW que, en conjunto, aporta 218 generosos y muy perceptibles caballos. La batería que completa el sistema es de 15,6 kWh, lo que permite a este Clase A tener una autonomía en modo eléctrico cercano a los 70 km según la ficha de homologación.
Para recuperar energía se vale de la propia dinámica del vehículo, graduando la que se obtiene de las frenadas, por ejemplo, en cinco niveles, pero también cuenta con cable para enchufarlo a una red eléctrica. El tiempo de recarga oscila entre los aproximadamente 35 minutos que tarda en una estación rápida a las 5 horas y media en una red doméstica.
Esto es lo que se ve y lo que se sabe. De lo que no se ve destaca, por un lado, el peso del conjunto, que llega a los 1.700 kg, y por otro, la solución para implementar el sistema híbrido con la mínima pérdida de espacio y confort. Y es que, la batería, alojada bajo los asientos traseros, ha “obligado a recortar” el depósito de gasolina (caben unos suficientes 35 litros) y una buena porción del maletero (345 litros disponibles), haciendo también que el sistema de escape no se extienda hasta la parte trasera, quedándose en la parte central del coche. El sonido es, por tanto, más perceptible desde el interior, pero no es una molestia. Como resultado no se ven afectadas las plazas traseras, que tienen una buena amplitud en relación al tamaño del conjunto.
Una vez sentados en el coche, lo primero que llama la atención son las dos pantallas multiconfigurables que hay ante nuestros ojos y que, como en todos los coches modernos y digitalizados, requieren dedicación para conocer las inmensas posibilidades de uso. Más allá de la navegación, conexión de teléfono y sonido, de esta variante destaca la información que aporta sobre el sistema híbrido y los modos de conducción (Individual, Sport, Comfort, Electric, Battery Level y Eco), puesto que son definitivos tanto para la autonomía eléctrica como para el consumo, al igual que el tipo de conducción que se lleve a cabo.
El cambio, automático de 8 marchas, se activa mediante una palanca que sale de la columna de la dirección, un recurso habitual en la marca de la estrella. También puede manejarse de manera manual mediante las levas del volante, y en cualquiera de los casos la respuesta es inmediata.
Precisamente el volante multifunción cuenta, entre otros, con dos mandos generales a cada lado que manejan cada una de las pantallas digitales. Es cómodo, pero hay que acostumbrarse sobre todo al tacto.
Dinámicamente, este 250e híbrido enchufable, que recordemos tiene la ventaja de estar entre los vehículos con etiqueta “Cero” de la DGT (sin restricciones de entrada y aparcamiento en las grandes ciudades, por ejemplo), se muestra noble y no se nota demasiado el peso, si bien en una conducción exigente pueden ser más patentes las inercias.
En modo eléctrico puede llegar hasta los 140 km/h de velocidad, y lo cierto es que acelera mucho y enseguida. Cuando la energía se acaba, en nuestro caso poco después de rebasar los 60 km, entra en funcionamiento el motor de combustión, y las prestaciones siguen siendo muy elevadas, aunque en conducción tranquila es como más se disfruta de este coche.
Durante nuestro recorrido, que no fue extenso pero mezcló zonas urbanas y carreteras casi a partes iguales, el consumo mientras el motor eléctrico tuvo energía rondó los 2 litros de gasolina, mientras que después ya se elevó hasta los 6,2 litros a los 100 km de media, si bien fuimos probando el modo Sport en diversas ocasiones.
El precio de partida de este Mercedes 250e es de 40.150 euros, y por tanto entra en el rango para pedir las ayudas gubernamentales. Otra cosa es el equipamiento, que puede hacer incrementar de forma notable la cuantía final si queremos tener muchos de los elementos que ofrece la marca para personaliza y mejorar un coche ya de por sí excelente.