Motores para levantar el vuelo: el pasado aéreo de Peugeot
Peugeot no es la primera ni la última marca de automóviles que intentó alzar vuelo en otros proyectos antes de dirigir su atención a las cuatro ruedas. Y nunca mejor dicho, porque la firma francesa tiene un pasado, que se remonta al siglo XX, entrelazado con la aviación y la Fuerza aérea francesa.
Esta relación comenzó a inicios del siglo pasado, en 1905, cuando la compañía de Santos-Dumont, el brasileño pionero de la aviación, compró a Armand Peugeot un motor de dos cilindros para equipar sus aeronaves.
Mientras tanto, el anterior socio de Peugeot, Fréderic Rossel, se había establecido por su cuenta para crear potentes motores que hicieran la competencia a los alemanes Daimler-Benz (sí, sí, los mismos) y que sirvieran, así mismo, para monoplanos.
Así pues y con estas experiencias a sus espaldas, en 1909, Peugeot y Rossel se unen para fundar Société Anonyme des constructions aériennes Rossel-Peugeot, con el objetivo de dedicarse a la construcción de aviones de pequeño tamaño. Desafortunadamente, esta actividad tuvo problemas para despegar y solo se construyeron tres prototipos.
Entre ellos, se encontraba un avión monoplaza con una envergadura de 10’20 metros, 9’30 metros de largo, una superficie de carga de 20 metros cuadrados y un peso de 350 kg, incluido el motor Gnôme et Rhône de 50 CV. Igualmente se estudió la construcción de algunos motores estelares de 7 cilindros y se llevo a cabo la realización de uno de 4 cilindros en línea con válvulas en cabeza y refrigeración por agua. Este motor se llamó Aviatick.
Tras una primera parte fallida, Peugeot volvió a centrarse en la producción de automóviles, aunque igualmente destacó en la de bicicletas y en la de utensilios de cocina, por raro que pueda parecer.
Sin embargo, en el Salón de Aviación de 1922, Peugeot presentó el L38: un motor X de 600 HP. Es en este momento cuando el francés recupera el gusto por la aviación y en 1934, con su Compagnie Lilloise des Moteurs (CLM), probó un motor diésel de dos tiempos con cilindros opuestos con licencia de Junkers. Se fabricaron un par de especímenes, se probaron en tierra en julio de 1935 y en vuelo a finales de ese año.
Con la invasión de Francia por parte de Alemania, las Fuerzas Armadas pidieron a Peugeot que construyera motores tipo Gnôme et Rhône Mars y, a partir de 1940, que también fabricara 250 trenes de aterrizaje y 125 fuselajes. Sin embargo, con la invasión alemana de las fábricas de Peugeot en Sochaux se acabó la carrera de aviación del francés. La toma de plantas y materiales, así como componentes terminados en stock, por parte de los alemanes impidió el vuelo de Peugeot justo cuando estaba apunto de despegar.