¿Por qué baja el precio del petróleo pero tu bolsillo no lo nota?
El vaivén de los precios, los gastos y los costes es, a veces, difícil de explicar y más aún difícil de percibir. Los grandes cambios macroeconómicos pueden afectar enormemente al bolsillo de los consumidores individuales o, por el contrario, pueden pasar completamente desapercibidos.
Es el caso de la gasolina o el diésel. Estos carburantes, que todavía dominan las ventas en el mundo del motor pese al auge de los modelos eléctricos e híbridos, ven como su precio al litro varía de vez en cuando, pero estos cambios no suelen sobrepasar los céntimos (aunque, al final, se note la subida en el total del depósito).
Sin embargo, el coste del barril de su materia prima, el petróleo, puede subir y bajar de un día a otro con una diferencia abismal entre cifras. Estos cambios pueden estar provocados por decisiones políticas, movimientos económicos… pero, dejando fuera estas cuestiones, ¿por qué si el crudo baja, la gasolina no baja tanto?
Lo primero que hay que saber es que, según los economistas, las bajadas y subidas del precio del petróleo tardan unos dos meses en notarse en los precios de la gasolina o del gasoil. Esto se debe al recorrido que sigue el crudo desde que se compra hasta que se transforma en combustible.
También influye enormemente la manera de funcionar de las gasolineras. Estos establecimientos compran grandes cantidades de combustible y las van vendiendo paulatinamente, por lo que no varían los precios de venta ya que están ajustados al que pagaron. Además, todo el sistema de precios de la gasolina y el diésel está regulado por una serie de topes económicos que hacen que este no pueda bajar pero sí subir.
Por ejemplo, por mucho que baje el crudo, en España los combustibles están gravados con tres impuestos diferentes que impiden que el precio final que llega al consumidor baje más de un determinado coste.