Probamos el nuevo Volkswagen ID.4, un SUV eléctrico con fundamento y hasta 530 kilómetros de autonomía
Tras el lanzamiento el año pasado del ID.3, Volkswagen sigue con el desarrollo de esta serie ahora con el ID.4, un modelo en formato SUV que ahora mismo es el más demandado por los usuarios.
De entrada, el eléctrico alemán luce una imagen potente y hasta deportiva con 4,58 metros de largo, casi 10 cm más que el Tiguan, para tener una referencia de su tamaño.
Utiliza la plataforma modular MEB que estrenó el ya mencionado ID.3, una base pensada para coches eléctricos que permite “estirar” al máximo la distancia entre ejes –2,7 metros en este caso– colocar las baterías en posición baja para mejorar el centro de gravedad y tener un amplísimo espacio interior, como también hemos podido comprobar en esta primera toma de contacto.
De hecho, en las plazas traseras tres adultos pueden viajar como reyes porque tampoco existe el túnel central habitual en un coche con un motor térmico. El maletero también es grande, con 540 litros de capacidad.
Si nos fijamos ahora en el puesto de conducción, el ID.4 ofrece una posición que, como ya es habitual en los modelos de este fabricante, se adapta a todo tipo de tallas. Podemos conducir todo lo alto o bajo que queramos y lo que tenemos por delante es un diseño bastante sencillo, pero con todo lo que hace falta y más para estar completamente informados a través de una instrumentación digital, con pantalla de 5,2 pulgadas, y otra multifunción táctil, de 10 o 12 pulgadas, para disfrutar de muchas más funciones de las esperadas. Sigue sin gustarnos el manejo de esta última, sobre todo porque exige un periodo de adaptación mucho mayor de lo esperado y algunos menús obligan a apartar la vista de la carretera.
Como el ID.3, la gama del ID.4 viene determinada por la potencia de las dos baterías disponibles. La pequeña tiene 52 kWh y, ligada a un compacto motor de 125 kW (170 CV) ubicado en el eje trasero, configura la línea Pure. Ofrece una autonomía de hasta 344 kilómetros.
Esta mecánica tiene tres niveles de equipamiento, Pure Performance, City y Style, y los precios oscilan entre los 35.875 y los 43.105 euros. Si aplicamos el nuevo Plan Moves III, más las campañas de promoción de la marca, la cifra de salida quedaría en 25.465 euros, cantidad que empieza a ser bastante interesante.
Por su parte, la batería grande de 77 kWh, combinada con el motor de 150 kW (204 CV), identifica a la línea Pro Performance. En este caso, la autonomía se extiende hasta los 522 kilómetros. Los niveles de equipamiento son Pro Performance, Life, Business y Max, pero en el lanzamiento se añaden las series 1st y 1st Max, esta última la más equipada de todas. El abanico de precios del ID.4 Pro, sin aplicar ningún tipo de descuento, va de los 43.595 a los 55.145 euros.
Asimismo, en la segunda mitad del año aparecerá la versión más prestacional del ID.4, la GTX, que contará con la batería de 77 kWh, un motor eléctrico en cada eje y tracción total 4Motion.
En cuanto a la recuperación de energía eléctrica, el proceso puede ir de los poco más de 20 minutos para obtener el 80% en un cargador rápido a las 16 horas en un enchufe doméstico.
Como es lógico, el nivel del ID.4 en cuanto a equipamiento y tecnología llega a cotas muy elevadas, siempre en función de la versión elegida, y como elementos destacados podemos hablar de llantas de hasta 21 pulgadas y faros LED (también matriciales adaptativos), Head-Up Display con realidad aumentada, suspensión adaptativa, cámara con visión de 360º, control de crucero adaptativo o sistema de aparcamiento pilotado.
Nosotros ya hemos tenido la oportunidad de conducirlo por un completo recorrido de pruebas, en las que hemos alternado autopistas con carreteras secundarias, para después de 150 kilómetros quedar muy satisfechos de su conducción, confort y economía de uso.
Para la ocasión hemos conducido la versión con el motor de 204 CV y la batería de 77 kWh que, según la marca, proporciona una autonomía de 522 kilómetros.
Nada más ponernos en marcha la sensación es de poderío con unas aceleraciones fulgurantes. La agilidad es igualmente una constante en un modelo que ofrece una conducción a la carta (dispone de cuatro modos) y la sensación de confort más el esperado silencio de marcha son protagonistas en todos sus movimientos. Incluso en carreteras repletas de curvas, como las que usamos en algunos momentos del recorrido, el sentimiento de tenerlo todo bajo control aparece enseguida.
Su buen reparto de pesos, con el motor detrás más la tracción posterior, invitan a activar el modo “sport” y hundir el pedal del gas. No hay subviraje, es un tiralíneas, corre que se las pela, pese a que tiene la velocidad máxima limitada a 160 km/h, y un considerable peso de casi dos toneladas.
En materia de consumos, el ID.4 pasa el examen con nota como prueban los 21,8 kWh a los 100 kilómetros que anotamos en esta primera toma de contacto y eso que para nada llevamos a cabo una conducción eficiente.
Como conclusión, el ID.4 nos ha parecido un eléctrico muy a tener en cuenta. Además de su economía de uso habría que destacar su amplio habitáculo y un comportamiento de lo más equilibrado incluso cuando le buscamos las cosquillas. Todo ello sin olvidar el toque de exclusividad que supone en este momento un coche con sus características. Lo dicho, un eléctrico con fundamento.