Probamos el Skoda Octavia RS TDI, todo temperamento con mínimo consumo
Frente al “imperio” de los SUV, que domina claramente el mercado, hay berlinas que se resisten a su autoridad cual aldea gala contra los romanos en los cómics de Astérix. Un buen ejemplo de ello es el Octavia, que el año pasado se renovó por completo y, con su amplísima oferta, es hoy el cuarto modelo de mayor volumen de ventas en Skoda.
Nosotros nos hemos puesto ya al volante de varios modelos de la gama, incluidas las versiones híbridas y la “campera” Scout, pero son tantas las opciones que siempre nos queda alguna, afortunadamente, en el tintero.
Skoda tiene una trayectoria en competición de 120 años, es decir, desde sus orígenes como marca, y ello ha conllevado la creación de modelos de alto rendimiento gracias a la experiencia adquirida en ese campo. En la época moderna están representados por las siglas RS, y en el caso del Octavia el primero apareció en el año 2000.
Gracias a la evolución tecnológica, Skoda ofrece hoy el Octavia RS en versión gasolina e híbrida enchufable, en ambos casos con 245 caballos, y también en diésel, de 200 CV, que es la que hemos probado en esta ocasión en combinación con la carrocería Combi (también está disponible en formato berlina).
El Skoda Octavia RS se distingue del resto de versiones por una aerodinámica más elaborada, los elementos en color negro en la parrilla y los marcos de las tomas de aire delanteras, por el alerón trasero específico, por las pinzas de freno en color rojo y por las llantas, también con diseños exclusivos y tamaños de 18 (de serie) y 19 pulgadas. Además, cuenta con un chasis deportivo que rebaja en 15 mm la altura de la carrocería al suelo y la suspensión es adaptativa, todo ello de serie.
Por su parte, el interior tiene un ambiente deportivo resuelto con gusto y elegancia, porque no deja de ser una berlina para viajar también con el máximo confort. Así, destaca la inclusión de asientos tipo bacquet, costuras en rojo, volante recortado en la parte inferior con el logo RS insertado, acabados en símil carbono y piel y pedales decorados en color aluminio.
La parte funcional, aparte de la gran amplitud que dan los casi 2,7 metros de distancia entre ejes a las plazas traseras, la pone el enorme maletero de 600 litros, una auténtica referencia en cuanto a capacidad.
El motor es una versión evolucionada del 2.0 TSI del Grupo Volkswagen que se ha puesto al día para mejorar las emisiones (de hecho, al emitir 129 gr/km, hasta final de año está exento del impuesto de matriculación por las últimas medidas adoptadas por el Gobierno). Tiene una potencia de 200 caballos, y sobre todo sobresale su cifra de par de 400 Nm, que le hace tener un empuje sensacional. Por su parte, el cambio es el muy probado (y rápido) DSG automático de doble embrague y 7 marchas.
Al volante, y con el cuerpo recogido en los asientos deportivos, la posición es muy cómoda. Ante nuestros ojos está el cuadro de mandos digital, que entre sus opciones de configuración cuenta con una visualización específica RS como elemento distintivo.
A la derecha está la pantalla táctil de 10 pulgadas del sistema de infoentretenimiento, que tiene una interfaz muy fácil de usar y de rápido aprendizaje. Debajo, como en los otros Octavia automáticos, el mando del cambio es minimalista, pero se apoya en las pequeñas levas situadas detrás del volante si el conductor desea cambiar de forma manual.
De este Skoda RS, aunque es un rasgo común de todas las versiones, destaca la capacidad que tiene para pasar de rodar de una forma tranquila y confortable a realizar una conducción mucho más extrema, tanto que te hace “olvidar” que estás en un modelo de corte familiar de 1,5 toneladas.
El motor ofrece un empuje inmediato y muy buenas recuperaciones aún sin seleccionar el modo de conducción Sport, y además Skoda ha conseguido dotarlo de un sonido deportivo muy atrayente y poco habitual en los motores diésel.
La suspensión, más dura que la de las versiones convencionales, no es incómoda en ningún momento, y a la hora de afrontar las curvas a ritmos elevados la respuesta es noble y controlable. También destaca la potencia de frenado, que hace mucho más segura la conducción.
En cuanto al consumo, qué decir, ya que es uno de sus grandes argumentos. Es fácil rodar con medias cercanas a los 5,5 litros aprovechando recursos como la desconexión de cilindros cuando no se demanda potencia del motor. En otras circunstancias, sacando jugo a los 200 caballos del motor en carreteras con curvas y desniveles, como las de montaña donde lo hemos probado, obviamente la cifra sube, pero en nuestro caso no pasamos de los 7,5 litros a los 100 km de media.
Actualmente, el Skoda Octavia Combi RS TDI cuesta, con descuentos, 36.535 euros, lo que supone algo más de 3.600 euros de diferencia respecto al TDI de 150 CV de igual carrocería con cambio DSG. Cada cual tiene que hacer sus cálculos, pero el tacto deportivo que aporta el RS es para ponerlo claramente en la balanza, como también su estética y equipamiento. En este sentido, además de lo mencionado a lo largo del artículo, este RS diésel (que por cierto es el más asequible de la gama deportiva), cuenta con faros LED matriciales, sistema de acceso y arranque sin llave, climatizador, conexión inalámbrica para móviles, control de crucero adaptativo, cámara de marcha atrás, detector de fatiga del conductor y asistente de frenada para vehículos, peatones y bicicletas, por destacar algunos elementos.
Motor: diésel.
Potencia (kW/CV): 147/200.
Cambio: automático, de 7 velocidades.
Largo (mm): 4.702.
Ancho (mm): 1.829.
Alto (mm): 1.457.
Maletero (litros): 600.
Velocidad máxima (km/h): 245.
De 0 a 100 km/h (seg.): 7,4.
Consumo medio (l/100 km): 5.
Emisiones CO2 (gr/km): 132.
Precio (euros): 36.535 (con descuentos).