Problemas (y síntomas para detectarlos) de una caja de cambios automática
Uno de los elementos del coche que más puede llegar a sufrir el desgaste por uso (y cuya reparación puede tener un coste elevado) es el cambio de marchas. Al respecto de sus dos modalidades, manual o automática, hay una gran controversia y tienen tanto grandes detractores como fans. Las cajas automáticas son más eficientes e incluso ayudan a reducir el consumo de combustible y facilitan la conducción, pero al contrario de lo que pueda parecer, también sufren el desgaste.
Los problemas que achaca, más habitualmente, una caja de cambios manual son fallos en los discos, fugas de aceite y tirones en el cambio de marchas si hay una rotura del tambor, una avería en el convertidor o una fuga de aceite. Por supuesto, no hay que descartar fallos electrónicos.
El mantenimiento de una caja de cambios automática es sencillo, pero también necesita un cambio de aceite y filtros al igual que el líquido de la transmisión. En el caso de disponer de una caja del tipo más convencional, de convertidor de par, hay seis grandes síntomas a los que prestar atención para detectar averías:
Es aconsejable acudir al mecánico cuando se detecten alguno de estos síntomas, ya que la reparación puede ser sencilla pero será necesaria una mano experta. Además, las averías relacionadas con los cambios automáticos son costosas económicamente y hay que ser consciente de que, probablemente, la caja necesite una reconstrucción y una puesta a punto alrededor de los 250.000 kilómetros de uso, por lo que habrá que prestar especial atención en los modelos de segunda mano.