Cada cual tiene sus manías y, por supuesto, estas también se reflejan a la hora de conducir. Pero hay que ser conscientes que una mala postura al volante o una mala colocación de los elementos de seguridad del coche puede poner en grave peligro nuestra integridad física si se sufre un accidente de tráfico.
Unos de estos factores de riesgo es el conocido como efecto submarino. Este fenómeno consiste en un desplazamiento del cuerpo del conductor o de los pasajeros hacia abajo del asiento (como si se escurriera o resbalara) cuando el cinturón de seguridad no se lleva abrochado correctamente.
Por ejemplo, esta situación suele darse cuando se coloca una toalla o un elemento similar sobre el asiento para evitar mancharlo o mojarlo y el ocupante se sienta encima. También puede tener lugar cuando el cinturón no está ajustado o queda holgado y el cuerpo del pasajero se sitúa por debajo de la banda abdominal.
El efecto submarino puede tener tres consecuencias muy graves si hay un accidente de tráfico y las lesiones físicas que sufran tanto el conductor como los acompañantes pueden ser irreparables:
– Aumenta el riesgo de chocar contra el volante, el salpicadero o los asientos delanteros.
– El cinturón presiona una parte blanda como es el abdomen en caso de colisión, provocando lesiones internas graves.
– Si hay deslizamiento en exceso, el cuerpo puede golpear contra la parte baja del vehículo y provocar fracturas en las piernas.
Para evitar la aparición del efecto submarino, lo primero es evitar colocar riñoneras, almohadas o cojines, toallas o fundas en el asiento del coche. Estos elementos provocan que se pierda firmeza y sujeción. También está altamente recomendado utilizar pretensores en el cinturón, para evitar que haya holguras o que pierda tensión, y revisar periódicamente el buen estado de este sistema de retención obligatorio.